El Desafío de las Ciudades en Acción, es, como bien menciona la portada, una propuesta política para avanzar hacia una sociedad más justa.
Avanzar en la
construcción de una sociedad más equitativa y con justicia social no implica la
destrucción de lo existente. Las
desigualdades se siguen acentuando y continúan dividiendo a la sociedad. Y el
uso de la fuerza, tomas de terrenos, bloqueos, acampes, piquetes y todo tipo de
avasallamiento con tintes mafiosos, nunca han sido la fórmula exitosa para que
las naciones puedan avanzar en paz. Debemos favorecer el diálogo fecundo y con
empatía, utilizando métodos que permitan una verdadera participación
democrática en la búsqueda de propuestas de solución a esta crisis social y a
sus causas.
En el libro, nos referimos
a la importancia de la Historia y porqué es importante estudiar el pasado para
entender el presente. La famosa frase atribuida al célebre orador, filósofo y
político romano Marco Tulio Cicerón que dice “quien olvida su historia está
condenado a repetirla”, significa que estudiar o conocer la historia es evitar
volver a cometer los mismos errores que llevaron al desastre a la sociedad en
el pasado.
Marc Bloch, uno
de los principales renovadores de la ciencia histórica, en su espíritu y en sus
métodos, inicia la introducción de su libro Apologie pour l’ Histoire con la
frase: “Papá, explícame para qué sirve la historia”. Una pregunta que alguna
vez le hicimos a un profesor, hemos tenido que contestar a nuestros hijos y la
que algún día tendremos que responder a nuestros nietos. El conocimiento de
nuestra Historia, se hace imperioso en circunstancias críticas como las que
atraviesa nuestra nación. Conocer nuestra identidad como personas y sociedad y
encaminar nuestros pensamientos hacia esa diversidad son las claves para forjarnos
un futuro mejor.
La década de los
70’s, uno de los períodos más convulsionados de la historia del país, marcó una
de las etapas más significativas de mi vida, mi adolescencia y mi paso a la
adultez. Yo pertenezco a esa generación que creció escuchando a los Beatles y
Creedence, se emocionó con Love Story y Hermano Sol Hermana Luna, dijo Presente
junto a Vox Dei, tuvo muchos maestros de qué aprender, guardó todos sus sueños
en castillos de cristal y le pidió a Dios que lo injusto no le sea indiferente.
Pertenezco a esa
generación que presenció la desarticulación que aconteció en esos días con las
grandes movilizaciones populares, sindicales y estudiantiles como también el
accionar de los diferentes grupos armados de izquierda y de derecha. Una
generación que a pesar de los secuestros, asesinatos, gobiernos defactos, guerrillas,
procesos de reorganización nacional, desapariciones, o hiperinflación, nunca
perdió ni olvidó los valores que nuestros padres nos han sabido inculcar:
respeto, estudio y trabajo. Esa generación que tanto deseó vivir esta bendita
democracia que supimos conseguir. Y que estudió, trabajó, formó una familia, soñó
y sigue soñando vivir en una Argentina en paz y en libertad, sin el relato y sin
la ideología que para este siglo XXI que estamos viviendo, resulta
absolutamente caduca y obsoleta.
La humanidad ha
cruzado el portal de un siglo a otro, pasó del segundo al tercer milenio. Dónde
la digitalización brinda enormes oportunidades de crecimiento en todos los
sectores y tipos de empresas. Ya no estamos en una Era de Cambio, sino más bien
en un Cambio de Era. La Era digital.
En el mundo
actual, en el que los cambios se producen a un ritmo vertiginoso, nos
enfrentamos a desafíos acuciantes: degradación ambiental y cambio climático,
revolución digital, transición demográfica, migraciones y desigualdades
sociales, y las ciudades se encuentran a menudo en la primera línea de la
búsqueda de soluciones. Su importancia en el impulso de la transición hacia un
estilo de vida sostenible para todas las agendas mundiales, como los Objetivos
de Desarrollo Sostenible (ODS) y la Nueva Agenda Urbana.
Las ciudades
están desempeñando un papel crucial en la superación de la brecha que separa a
los ciudadanos de las instituciones públicas. En muchas ciudades están
surgiendo nuevas formas de gobernanza en pos de un mejor diseño de las
políticas e inversiones más adecuadas, mediante el fomento de la cooperación
entre las áreas urbanas y rurales basada en enfoques centrados en áreas
funcionales, planes estratégicos a largo plazo o la implicancia de los
ciudadanos en todas las fases de la formulación de políticas. El conocimiento
local complementa las intervenciones externas, apoyando la colaboración, las
ideas y las soluciones innovadoras.
La globalización
ha provocado una aceleración del tiempo y una reducción de las distancias,
conformando un mundo interconectado, en el que los gobiernos locales tuvieron
que adaptarse y aprender nuevos métodos de tratar los nuevos problemas y también
los antiguos.
En la actualidad,
cuesta imaginar un mundo sin redes, y los gobiernos locales no son una
excepción. Este fenómeno no es nuevo, a lo largo del siglo XX, las ciudades
invirtieron recursos para desarrollar redes y abrir diálogos tanto dentro de
sus territorios como en el ámbito regional, nacional e internacional. Sin
embargo, en las últimas décadas se ha producido un aumento considerable del
número de ciudades, departamentos y funcionarios municipales que participan en
redes internacionales.
La Ciudad de
Buenos Aires no es ajena a estas plataformas y despliega una activa estrategia
de relacionamiento multilateral, participando en gran parte de las redes más
relevantes que nuclean a las ciudades, de cara a los principales desafíos de la
actualidad.
Las dos mayores
amenazas que enfrenta el mundo actualmente son el cambio climático y la
desigualdad social. Nuestra sociedad ha experimentado grandes cambios en los
últimos años. Vivimos en un mundo cada vez más global en el que las diferentes
culturas, razas, géneros o identidades estamos cada vez más interconectadas. Y
nuestras necesidades deberían estar cubiertas de igual manera para todos.
En términos
generales pensamos que una buena sociedad es la que ofrece oportunidades de
desarrollo y prosperidad para sus integrantes: una sociedad en la que el peso
de la herencia tenga una influencia mínima en la movilidad social y exista una
distribución equitativa de la riqueza, del acceso a servicios de salud y la
educación.
Es imposible
avanzar como sociedad si no incluimos en ese desarrollo a aquellos grupos que
se encuentran en situación de vulnerabilidad. Y es que el crecimiento inclusivo
genera un trabajo decente y ofrece oportunidades para todos los sectores de la
población, asegurando la reducción de la pobreza y la desigualdad.
La Inclusión
Educativa es un proceso orientado a garantizar el derecho a una educación de
calidad a todos los estudiantes en igualdad de condiciones, prestando especial
atención a quienes están en situación de mayor exclusión o en riesgo de ser
marginados. Lograr la igualdad educativa y superar todo tipo de discriminación
en educación es una de las prioridades de la cooperación de la Organización de
Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), siguiendo
los Objetivos del Desarrollo Sostenible y la Agenda 2030.
A medida que
ayudamos a construir una sociedad más equitativa e incluyente, reconocemos que
los cambios en el mundo del trabajo se aceleraron significativamente. Muchas
formas de trabajo actuales están evolucionando rápidamente. El teletrabajo, que
surgió aceleradamente durante la pandemia de Sars Cov 2, llegó para quedarse. Y
el enfoque de las nuevas economías se centra en agrupar actividades con base a
elementos comunes asociados a productos provenientes de diversas
manifestaciones que van mucho más allá de lo sectorial; además, en cada sector
pueden desarrollarse varios tipos de economías a la vez. Las nuevas economías
buscan nuevas soluciones a los antiguos problemas que la economía tradicional
no pudo resolver: pobreza, distribución de la riqueza, desigualdad del ingreso
e inequidad en el acceso y uso de los recursos e infraestructuras.
Las ciudades están modificando el sistema democrático. Le están dando valor al sistema democrático. Ser los fundadores de una nación venturosa, digna de ser vivida y habitada es el desafío que tenemos por delante. Ese es el Desafío de las Ciudades en Acción.
Francisco M. Silva
frsilva50@gmail.com